Las ideas presentes en la sociedad dominicana sobre la mujer representan una barrera para alcanzar la tan anhelada equidad de género. Así reveló el estudio “Pensamientos Distorsionados sobre la Mujer y el Uso de la Violencia”, una investigación del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM) y auspiciado por el Banco Popular Dominicano.
Toda mujer en el mundo merece un futuro igualitario sin estigma, estereotipos ni violencia; un futuro que sea sostenible, pacífico, con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas (ONU Mujeres – Sede). Aceptar que la mujer es inferior al varón, culparla de ser víctima de maltrato o tacharla como incapaz de realizar una tarea porque no está apta para lograrlo, son pensamientos que no nos permiten avanzar como nación.
Estudio “Pensamientos Distorsionados sobre la Mujer y el Uso de la Violencia”
Según reveló el estudio, la sociedad dominicana está llena de personas que piensan de esa manera. Dicha investigación contó con la participación de 2,045 personas, con una edad media de 41.5 años; representando los hombres un 30.7% y las mujeres un 69.3%, de 27 provincias más el Distrito Nacional, entre noviembre de 2020 y enero de 2021.
A través del estudio el PACAM buscaba demostrar el bajo nivel cognitivo de la mayoría de la sociedad y la manera de justificar la violencia de género que existe en el país. Algunas de las conclusiones del estudio indican ideas alarmantes de la concepción que se tiene de la mujer en el país. Por ejemplo, asume que la mujer debe de comer solo cuando el hombre llega a la casa, que la mujer debe mostrarse siempre por debajo del hombre y que no es capaz de valerse por sí misma.
Los encuestados asumen que una mujer maltratada esta con su agresor porque así lo permite y porque no es capaz de salir de su yugo. Lo que la hace culpable de dichas agresiones ya que esta depende directamente de su atacante. Este es un pensamiento totalmente erróneo ya que una mujer maltratada está pasando por un trance psicológico que no le permite ver la salida. A esto podemos sumarle que muchas veces esas mujeres cuentan con un bajo nivel académico debido a que muchas abandonan sus estudios para cuidar del hogar y los hijos.
La investigación muestra tambien cómo se normaliza la violencia, mostrándola como un mecanismo en la convivencia en la familia. Justificando que lo que ocurre en un núcleo familiar debe quedarse así como está. Aquí es donde la mujer asume la frase tan trillada de que “el amor todo lo puede y todo lo soporta”.
Al minimizar la violencia en cierto modo también minimizamos las responsabilidades del agresor ante el hecho de maltratar y abusar de la mujer. Eximiendo en la mayoría de los casos de responsabilidad al agresor, justificando problemas psicológicos, o simplemente porque la mujer no cuenta con pruebas suficientas o no tiene los recursos necesarios para llevar a cabo un proceso judicial.
La educación como herramienta contra la violencia de género
Para cambiar el pensamiento ajeno que tiene la población, debemos cambiar nuestra manera de pensar y hacer las cosas. Es necesario cambiar el modo en que criamos a nuestras niñas y niños. Educar con el ejemplo, inculcando a nuestros hijos que hombres y mujeres somos capaces de hacer las mismas tareas del hogar o cualquier trabajo. Brindándoles una educación basada en el respeto y el amor.
La educación es una de las principales armas que pueden contribuir con eliminar o reducir la creciente ola de feminicidios reportados diariamente en el país. Una mujer preparada e independiente no necesita quedarse con su agresor por miedo a perder el sustento económico. Una mujer universitaria puede contar con herramientas psicológicas que le ayudarán a descifrar las señales de que está con un agresor en una etapa temprana.
Está claro que tener una educación universitaria no determinará en su totalidad las acciones de una persona. Hay ciertos factores psicológicos que pueden contribuir con que una persona pueda aceptar asumir un papel de víctima o ser el verdugo. Por ejemplo, personas que han crecido en hogares disfuncionales, donde el maltrato verbal o físico formaban parte de su día a día. En estos casos la ayuda psicológica resulta vital para tratar este tipo de problemas.
Necesitamos evolucionar como país, como sociedad. Entender que no hay causa alguna que pueda justificar el abuso físico o verbal en contra de la mujer o del hombre. Hombres y mujeres debemos ser respetados y valorados como iguales. Nuestra sociedad merece mas amor, mas tolerancia y mas respeto!